Un Cementerio nuclear es un término utilizado en ocasiones para denominar a los lugares preparados para gestionar de una forma definitiva los residuos radiactivos. Son diseñados subterráneos y en zonas de características geológicas tales que se pueda asegurar que no sufrirán filtraciones de agua que pudieran arrastrar isótopos radiactivos fuera del lugar. El nombre algo más técnico utilizado es el de Almacenamiento geológico profundo (o AGP) que alude a sus características más destacables.
Aunque en España no existe ninguna de estas instalaciones definitivas, existe una instalación preparada para recibir y almacenar, durante un periodo de 300 años, residuos radiactivos de baja y media actividad en El Cabril (provincia de Córdoba), con una capacidad de 50.000 m3 de esos residuos. El 21 de enero de 2010 el pleno del ayuntamiento de Yebra (Guadalajara) decidió con fuertes criticas de la oposición ser candidata a albergar un cementerio de estos en su localidad.
Una vez agotada su capacidad este almacén de residuos será cubierto con una serie de capas de distintos materiales que facilitarán el drenaje del agua de lluvia y minimizarán su penetración en los cubículos donde permanecerán los bidones que en su interior contienen los residuos. El esquema de las distintas capas que cubrirán El Cabril es (desde abajo hacia arriba):
- Capa filtrante
- Escollera
- Arena y grava
- Arcilla, impermeable
- Cobertura vegetal
Los medios de comunicación generalistas comentan, pero sin gran entusiasmo, que en la localidad de Yebra se ha convocado un pleno en el Ayuntamiento para decidir si se acepta o no que allí se ubique el cementerio nuclear, o como se le llama ahora eufemísticamente “almacén temporal centralizado” (ATC). Yebra se encuentra a unos 15 km de Zorita, cuya central nuclear cerrada será desmantelada.
La decisión es importante por el hecho de que será el primer ATC como tal (aunque ya hay algún almacén temporal de residuos nucleares). Pero no interesa que se hable demasiado de este tema, porque inevitablemente hace surgir el debate en torno a la energía nuclear, y en España estamos en una moratoria indefinida de la que ningún político se atreve a salir.
La mitad de la localidad que probablemente albergará el cementerio nuclear está a favor y la otra mitad en contra. Lo curioso es que los que están a favor no esgrimen argumentos de seguridad, y los que están en contra sólo esgrimen argumentos de seguridad, pero todo en base a una confianza o desconfianza interior, ni informada, ni meditada, ni justificada.
Mientras lo que se hace es aventar los logros de la energía eólica, comentando cada nueva marca de producción, instalación o gestión. Repitiendo con insistencia cada poco tiempo, la cantidad de energía que nos dan los molinos de viento y lo renovables que son.
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