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La erupción de un volcán islandés en el glaciar de Desde la noche se registraron erupciones que hicieron temblar la tierra, de una intensidad entre diez y 20 veces mayor a la de la primera erupción el 21 de marzo. Las autoridades están preocupadas por la gran cantidad de agua de deshielo que se desplaza por la zona sur de la isla. El agua amenaza la principal ruta a lo largo de la costa sur de Islandia, que fue cerrada preventivamente. Las restricciones sobre el tráfico aéreo europeo y la necesidad de buscar transportes alternativos han azuzado el ingenio de miles de viajeros atrapados por la cancelación de vuelos. En algunos casos, sin embargo, la inexistencia de un plan B ha causado serios daños personales o económicos. La prioridad ahora son los viajeros que se han quedado desperdigados por los aeropuertos de medio mundo. Más tarde llegará el análisis de los costes que la mayor crisis de la aviación deja en la economía europea, así como las compensaciones a las compañías aéreas. El Gobierno español calcula que puede repatriar en los próximos días a unos 200.000 ciudadanos comunitarios -británicos, en su gran mayoría- que se han quedado tirados, la mayor parte en América o Asia, para lo que se ha ofrecido a diseñar un plan de rescate. El volcán en erupción experimentó nuevos temblores ayer por la mañana, pero los científicos afirman que el penacho de cenizas que se eleva del cráter alcanza una altura de dos kilómetros, frente a los 11 que medía a fines de la semana pasada. "La situación es infinitamente mejor que el sábado, que fue un día difícil para nosotros por la caída de cenizas pesadas en la ladera sur del volcán", dijo ayer Urdur Gudmundsdottir, portavoz del Ministerio de Exteriores islandés. Gudmundsdottir, sin embargo, se cuidó de afirmar que lo peor ya ha pasado para la isla, de 320.000 habitantes, y para las decenas de miles de personas atrapadas en los aeropuertos en los últimos cinco días. "Como saben, las cosas cambian muy rápidamente", dijo. Un funcionario de la Oficina Meteorológica dijo que la emisión de ceniza ha caído bruscamente y que la naturaleza de la erupción parece estar cambiando. "Nuestras webcam muestran que ahora no hay demasiada ceniza, sino fundamentalmente vapor", informó Hjorleifur Sveinbjornsson, geólogo de la Oficina Meteorológica. "El vapor es de color marrón pero también bastante blanco, es decir, tal vez se trate de vapor de agua", añadió. Esto entraña otro riesgo, que las coladas de lava creen nuevas vías de entrada de agua en el interior del cráter, lo que provocaría más explosiones y una mayor producción de cenizas. |
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