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El volcán subterráneo del glaciar Eyjafjallajökull, en erupción desde hace seis días, continúa reduciendo su producción de ceniza y sigue expulsando bombas de lava a la atmósfera, según el último parte del servicio de Protección Civil de Islandia.
La pluma de ceniza volcánica es cada vez más pequeña y más clara, lo que indica una menor concentración, aunque las nubes de ceniza alcanzaron hasta 6.000 metros de altura al sur del Eyjafjallajökull.
Las explosiones de lava producidas en el volcán, que continúa manteniendo una actividad "considerable", alcanzaron una altura de entre 1,5 y 3 kilómetros, aunque no se observaron todavía flujos de lava, señalaron las autoridades islandesas.
Según el Instituto Meteorológico Islandés (IMO, por sus siglas en inglés), esta mañana soplaba viento del norte en la zona, pero el pronóstico apunta a un cambio a dirección sur, acompañado de lluvia, a lo largo de la tarde.
Se esperan precipitaciones de ceniza al sur de Eyjafjoll durante el día, en la zona próxima al volcán, aunque por la tarde también se verá afectada la cara noreste, según el parte del IMO.
Los expertos redujeron al mínimo el riesgo de crecidas del nivel de agua de los ríos, que obligaron a dos evacuaciones de población en los primeros días, porque el agua sigue fluyendo fuera del glaciar y el volcán se mantiene estable.
A pesar de los signos que apuntan al paso de una nueva fase en la actividad del volcán, los vulcanólogos resaltaron la dificultad de determinar con exactitud cuándo cesará la emisión de ceniza a la atmósfera, que ha provocado graves perturbaciones en el tráfico aéreo en toda Europa.
En declaraciones a la agencia dpa, el organismo certificó tras el vuelo de un helicóptero de reconocimiento que el volcán expulsa más lava y menos ceniza, lo que calificó como "buenas noticias para los pasajeros en Europa".
La nube de ceniza peligrosa para el tráfico aéreo en Europa, según la información, alcanza ahora una altitud de entre 500 metros y dos kilómetros, mientras que en los primeros días del recrudecimiento de su actividad, a mediados de la semana pasada, había llegado a alcanzar hasta 11 kilómetros de altitud a medida que avanzaba hacia el continente europeo. Por primera vez, el volcán está escupiendo lava al aire.
El meteorólogo cree que ello supondrá tambén un cambio en las consecuencias de la erupción. "Si todo sigue así, llegará mucha menos ceniza volcánica a Europa".
El viento sopla en dirección sureste, hacia el Reino Unido y el sur de la península escandinava.
Los especialistas advierten desde el inicio de la actividad del volcán que es imposible realizar predicciones a largo plazo sobre la intensidad y la duración de la erupción.
Tampoco excluyen que puedan surgir nuevos cráteres bajo el glaciar. La anterior erupción del volcán, registrada en 1821, se alargó con varias pausas durante dos años.
Mientras, sobre las poblaciones situadas junto al glaciar cayeron hoy grandes cantidades de cenizas, oscurenciendo la atmósfera. "Algunos de los habitantes de aquí no pueden ver a dos metros de distancia debido a las cenizas", dijo la coordinadora del servicio de protección civil, Ólöf Snæhólm Baldursdóttir.
"No había vivido una oscuridad así desde la erupción del Hekla en 1947", contaba Thordur Thomasson, de 89 años, al diario "Morgunbladid", en referencia al mayor y más activo volcán de la isla.
La escuela de la localidad de Vik tuvo que ser cerrada. Sin embargo, el ánimo de los afectados sigue siendo "tranquilo y confiado", según Baldursdóttir. "Aquí nos hemos preparado bien para algo así", explicó.
No hay necesidad de evacuaciones, aunque preocupa que el Eyjafjalla pueda desencadenar la erupción del volcán vecino, el Katla, aún de mayor tamaño.
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