martes, 26 de enero de 2010

Haití sigue sumando víctimas mortales dos semanas después


Dos semanas después del seísmo en Haití, se siguen recogiendo cadáveres entre los escombros y las agencias internacionales aún carecen de un mecanismo regular de distribución de comida y agua a los miles de afectados.

La recogida de los cadáveres, la alimentación de la población refugiada, la construcción de nuevos campamentos y el retorno de la actividad económica son los enormes desafíos del gobierno y la comunidad internacional.

La cifra de muertos aún no está cerrada, pues se estima que es ya de 170.000 y va en aumento, ya que durante cada operación de desescombro aparecen nuevos cadáveres.

La seguridad en la ciudad es también preocupante: el cuerpo de policía que era de 5.000 agentes se ha visto reducido a solo 2.000 para todo Puerto Príncipe (cuya población se calcula cercana a los dos millones de personas). Además, 4000 presos están huidos de la Prisión Central desde el mismo día del terremoto.

Los cientos de miles de personas sin techo -entre 700.000 y 800.000, según el ministro del Interior- no saben todavía cuáles son los planes del gobierno con ellos.

De momento, el gobierno va a distribuir unas 30.000 carpas, pero la Organización Internacional de Migraciones (OIM) ha alertado sobre la necesidad de no contentarse en ellas y de pasar a construir con material más sólido, sobre todo ante la temporada de lluvias que comienza en mayo.

Según los cálculos de la OIM, hay 200.000 familias (un millón de personas) que necesitan un nuevo alojamiento o bien reparar los daños en sus viviendas.

La alimentación para todos estos refugiados la están garantizando ellos mismos o sus vecinos, y las agencias internacionales no han conseguido establecer todavía un mecanismo de distribución de comida y agua regular para toda la población necesitada.



Yo creo que todos podríamos aportar nuestro granito de arena proporcionando dinero, comida, ropa, etc. pero no hay por qué llevarse las manos a la cabeza, pues con un euro, un litro de leche, algo de ropa que ya no usemos, habría una notable ayuda para este país. Si cada una de las personas del mundo con capacidad para ello donaran un solo euro, nos encontraríamos con un capital que contribuiría con creces a la causa. Aunque se tendría que organizar muy bien la entrega y disposición de esta asistencia, puesto que de nada sirve tanto dinero mal empleado -tengamos en cuenta que Haití es el cuarto país con mayor índice de corrupción del mundo- ni comida mal distribuida. Con un sistema bien programado, todos podremos impulsar la recuperación de Haití.

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